Dado mi escaso tiempo para la lectura, en mi visita habitual a la Feria del Libro, este año me compré un comic: «Fun Home, una familia tragicómica», de Alison Bechdel (Reservoir Books). Andaba detrás de él desde hacía unos meses, cuando leí una pequeña reseña de Manuel Rodríguez Rivero en «El País Semanal».
El comic está dibujado con gran detalle, en blanco, negro y verdes. Sólo después de leer el libro, eché un vistazo a las solapas y descubrí para mi sorpresa que la historia de la que acababa de ser testigo era la de la propia autora.
Nació en Pennsylvania en 1960. Es la mayor de tres hermanos. Vivió parte de su infancia en una funeraria de la que su familia era propietaria. Su padre murió atropellado por un camión (se cree que se suicidó) cuando ella tenía 20 años. Días antes le había comunicado a sus progenitores que era lesbiana («El feminismo es la teoría. El lesbianismo, la práctica»). Ésta es en tres líneas la historia que, en 232 páginas llenas de dibujos, cuenta Bechdel. Pero lo importante no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta.
Me ha llamado la atención la cantidad de libros que aparecen en las páginas de «Fun Home«:
– «Anna Karenina», de Tolstoi.
– «El desnudo», de Kenneth Clark.
– «La muerte feliz» y «El mito de Sísifo», de Albert Camus.
– «Fiesta», de Hemingway.
– «El Gran Gatsby», de Scott Fitgerald.
– «Al otro lado del paraíso», de Arthur Mizener.
– «Washington Square», de Henry James.
– «El pozo de la soledad», de Hall.
– «Delta de Venus», de Anais Nin.
– «El corredor de fondo», de Patricia Nell Warren.
– «La Batarde», de Violette Leduc.
– «El sueño de un lenguaje común», de Adrienne Rich.
– «Comienza con O», de Olga Broumas.
– «James y el melocotón gigante», de Roald Dahl.
– «Mañana de domingo», de Wallace Stevens.
– «Zelda», de Nancy Milford.
– «La serpiente Uróboros», de Eddison.
– «El sueño americano», de Albee.
– «El cisne mudito», de E.B. White.
– «La importancia de llamarse Ernesto» y «El retrato de Dorian Gray», de Oscar Wilde.
– «Mujercitas», de Louisa May Alcott .
– «La cascada», de Drabble.
– «Pinocho», de Carlo Collodi.
– «El guardián entre el centeno», de Salinger.
– «La comunidad del anillo», de Tolkien.
– «Orgullo y prejuicio», Jane Austen.
– «Mientras agonizo», de William Faulkner.
– «Retrato del artista adolescente», «Dublineses», «Los muertos» y «Ulises», de Joyce.
– «La Odisea», de Homero.
– «Paraíso terrenal» y «Autobiografía», de Colette.
– «La señora escucha cantos de sirena», de May Sarton.
– «Nación lesbiana», de Jill Johnston.
– «Volando», de Kate Millett.
Como conclusión de esta metareseña literaria, una frase del libro:
Se dice que la gente alcanza la madurez el día que se da cuenta de que nunca leerá «En busca del tiempo perdido«.
También se dejan ver algunos medios de comunicación, como «The Express», «Herald Tribune», «Vogue», «Esquire», «Newsweek», «Time», «GQ»; y algunas marcas: Palmolive, Adidas y M&M’s.